30/11/09

También.

Llovió. Mucho. Durante varios días. En el club todo era barro. Los juegos, las calles, las canchas, los quinchos. Todo.
Esquivamos un charco y miles. Era un poco un juego, y un poco: no se embarren, por favor!!
Cande -obvio, Cande-hizo uno, dos, tres y saltó con las dos patas al alma de una lagunita.
Puro barro, desde las zapatillas hasta los anteojos.
Ahí fue cuando se dio cuenta.
Toda sucia caminaba y lloraba al mismo tiempo.
No me gusta estar sucia. No quiero que me miren. No quiero!
Y yo que le decía, que no te preocupes, que no pasa nada, que nadie te va a mirar (parecía una niña cubierta de chocolate).
Cande caminaba detrás de mi para esconderse y lloraba. Angustiada.
Mirá yo te escondo, no pasa nada, en serio, nadie se va a dar cuenta.
Él se agacho y le dijo que su mamá la iba a limpiar que no se preocupara que nadie la iba a molestar porque nadie la iba a ver sucia.
Entonces la abrazó, la alzó.
Claro, él también se embarró.
Y juntos, abrazados uno amparado en el otro caminaron hasta el vestuario.


Eso también es amor.

2 comentarios:

WonderWoman dijo...

Ay. Claro que es amor. Eso es amor.

vero mariani dijo...

me mató este relato... muy tierno! es amor sí, y de los mejores :)

mil gracias por pasar por alma, así llegué hasta acá y me planto. me gustó mucho tu blog :)

besos!
vero